El Palacio Arzobispal de Madrid es un edificio del segundo tercio del siglo XVIII, situado en el casco histórico de esta ciudad española. Ocupa una manzana de forma triangular, delimitada por la plaza del Conde de Barajas, las calles de la Pasa y de San Justo, el pasadizo del Panecillo y la plaza de Puerta Cerrada.
Es la residencia del arzobispo y de los cardenales de la Archidiócesis de Madrid, además de albergar los tribunales eclesiásticos, las oficinas de la provincia eclesiástica, los departamentos de informática de la Archidiócesis y el archivo diocesano.
Está incluido en el Registro de Bienes de interés cultural de la Comunidad de Madrid como monumento de protección integral.
Historia
Fachada del pasadizo del Panecillo, donde se encuentra una portada barroca, que presenta rasgos típicos de la arquitectura madrileña del siglo XVIII, como las características orejeras.
El edificio se levantó en tiempos del rey Carlos III, cuando Madrid no era diócesis independiente. Fue construido como la residencia madrileña del arzobispo de Toledo, del que dependía eclesiásticamente la ciudad, a instancias del cardenal-infante Luis Antonio de Borbón y Farnesio y del cardenal Francisco Antonio de Lorenzana.
Con la constitución de la Diócesis de Madrid-Alcalá en 1885, el palacio pasó a ser la residencia de Narciso Martínez Izquierdo, primer obispo de esta diócesis, quien lo habitó hasta 1886, año en el que fue asesinado a las puertas de la Colegiata de San Isidro.
Hasta 1907, sus dependencias acogieron al Seminario Conciliar de Madrid, actualmente instalado en un complejo ubicado en la zona de Las Vistillas.
Fue restaurado en el año 2004 por el Ayuntamiento de Madrid, con fondos de la Fundación Cajamadrid.1
El Palacio Arzobisbal de Madrid se encuentra en el origen de un famoso dicho madrileño, el que no pasa por la calle de la Pasa, no se casa, en alusión a la vía donde el edificio tiene su acceso, antaño paso obligado para las solicitudes matrimoniales.