Monumento a Felipe IV

El Monumento a Felipe IV o Fuente de Felipe IV ocupa el centro de la Plaza de Oriente, uno de los recintos de mayor interés histórico-artístico de Madrid (España). Fue levantado a instancias de la reina Isabel II en la primera mitad del siglo XIX, si bien su pieza más relevante, la estatua ecuestre del rey Felipe IV, data del siglo XVII.

Ésta se debe al escultor Pietro Tacca,1 quien la realizó en Italia utilizando un diseño de Velázquez y con el asesoramiento científico de Galileo Galilei para asegurar su estabilidad. Contó también con la colaboración del escultor Juan Martínez Montañés, autor del busto del monarca que, al igual que el diseño de Velázquez, se envió de Madrid a Florencia.

Se trata de una obra maestra de la estatuaria ecuestre, no sólo por su calidad artística, sino también por sus características técnicas. Es la primera escultura a caballo del mundo en la que éste se sostiene únicamente sobre sus dos patas traseras, y discretamente también sobre su cola. La obra consigue su difícil equilibrio gracias a un calculado estudio de los puntos de apoyo y la distribución de los pesos.

El conjunto se completa con un pedestal, adornado con diferentes grupos escultóricos, y dos fuentes, elementos de menor interés artístico. Fueron realizados en el siglo XIX, dentro del contexto de las obras de construcción de la Plaza de Oriente.

El monumento fue inaugurado oficialmente el 17 de noviembre de 1843, un año antes de que Narciso Pascual y Colomer diseñara el trazado definitivo de la plaza, cuyo contorno fue articulándose a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX.

Historia
La estatua de Felipe IV (1605-1665) responde a una iniciativa del propio monarca, quien quiso contar con una escultura ecuestre similar a la ahora existente en la Plaza Mayor de Madrid, erigida en honor de su padre, el rey Felipe III (1578-1621). Realizada en bronce, esta figura fue empezada por Juan de Bolonia (1529-1608) y terminada por Pietro Tacca (1577–1640), en 1616.

Felipe IV manifestó su deseo de que la obra que le retratase superara en calidad artística e impacto visual a la de su padre. Tal empeño lo materializó el Conde Duque de Olivares, dando la orden expresa de que al monarca se le representara montado sobre un caballo encabritado y andando en corveta, un modelo hasta entonces inédito en el terreno de la escultura, dada su enorme dificultad técnica.2

La obra fue encargada a Pietro Tacca, al que le hicieron llegar a Italia dos bocetos pintados por Velázquez (1599-1660), uno con el rey a caballo y otro de medio cuerpo.3 Tacca trabajó seis años en la escultura, desde 1634 hasta 1640. Dos años después fue trasladada a Madrid desde los talleres del artista en Florencia, donde la estatua fue fundida en bronce.

Según la tradición, el escultor italiano contó con el asesoramiento físico-matemático de Galileo Galilei (1564-1642), quien le sugirió que, para lograr que el caballo se sujetase solamente sobre dos patas, hiciera maciza la parte trasera de la escultura y hueca la delantera. Esta solución, pionera en el mundo del arte, impuso un nuevo modelo estatuario, que ha estado vigente durante los siglos XVII y XVIII.4

Otro de los artistas que trabajaron en el proyecto fue el escultor Juan Martínez Montañés (1568-1649), quien aceptó el encargo de Velázquez de modelar una cabeza del rey, para que Tacca tuviera una referencia en relieve de los rasgos faciales de Felipe IV. Su trabajo en el citado busto quedó reflejado en un retrato que Velázquez le realizó entre junio de 1635 y enero de 1636; en este cuadro, Martínez Montañés posa junto a una cabeza del rey apenas esbozada (Museo del Prado).

Cuando Tacca envió a España el primer modelo en barro de la estatua para su aprobación por el monarca, éste no dio su visto bueno a la cabeza, pues no encontraba parecido con su rostro. Ésta finalmente fue realizada por Ferdinando Tacca, hijo del esculor italiano, lo que explica su menor calidad con respecto al resto de la obra.

http://es.wikipedia.org/wiki/Monumento_a_Felipe_IV